Hoy os traigo un DIY muy especial porque es el último que hice en nuestro mini apartamento en Haarlem, de hecho ya ni siquiera está en él (dejé el piso ya medio desmontado y empaquetado, listo para la mudanza). Pero tranquilos, lo he dejado en buenas manos.
Se trata de un tapiz de lana, un diy extremadamente sencillo y barato de hacer y que creará un gran impacto en la decoración de vuestro hogar.
Los materiales que necesitaréis son los siguientes:
Materiales:
– Listón de madera: el diámetro irá en proporción a lo grande que queráis el tapiz.
– Lanas de colores.
– Alcayatas
– Celo
– Pintura en spray: pensé pintar las alcayatas, pero al final las dejé tal cual porque casi no se ven.
Útiles y herramientas:
– Tijeras
– Peine
– Taladro
En primer lugar realizamos un esquema de color sobre una fotografía para imaginarnos cómo quedará una vez acabado, ver si los colores nos combinan, elegir las proporciones de cada uno y tener una idea de diseño que seguir.
A continuación, marcamos la distancia libre que dejaremos en los extremos (también irá en proporción al tamaño del tapiz) y comenzamos a preparar hilos dobles como veis en la segunda imagen.
** Debéis encontrar una forma cómoda de tomar la medida de la lana (sobre todo si el tapiz es largo) como por ejemplo el largo de la mesa donde trabajáis o haciendo unas marcas de referencia como en el ejemplo.
Una vez tenemos una buena cantidad de lanas dispuestas, no nos queda nada más que anudarlas de la forma tan sencilla que veis en la serie de arriba. Cuanto más apretadas pongáis las hebras, unas junto a otras, más tupido os quedará el tapiz.
Así, poco a poco y con paciencia, iréis formando vuestro tapiz tomando como guía el dibujo del diseño que habéis hecho previamente.
Para colgar nuestro tapiz, hacemos un par de taladros y utilizamos dos alcayatas grandes. **Comprobadlas cuando las compréis con el diámetro del listón de madera.
¡Ya tenemos nuestro tapiz casi listo! He de decir que me encantaba así tal cual estaba, con las puntas desiguales y despeluchadas… Sin embargo, como precaución había tomado la medida tirando por lo largo y ahora me caía por debajo del sofá… lo cual no quedaba muy bien, así que me decidí a recortarlo.
No hace falta decir que la mayor dificultad de este proyecto es que las lanas no se enreden y acaben convertidas en una maraña. Para ello lo más sencillo es trabajar siempre en el mismo sitio y sin mover mucho el tapiz, bien sea sobre una mesa grande o con el tapiz directamente colgado (como os resulte más cómodo).
Además, de vez en cuando podemos peinar el tapiz, tal cual, con un peine común. Sobre todo este paso es importante hacerlo antes de recortar las lanas, para no estén enredadas y tengan toda su longitud.
Cortar las lanas sueltas es muy difícil y puede resultar en desastre. Así que para evitarlo, utilizaremos celo para sujetarlas, unas con otras y contra la pared, a la vez que marcamos el diseño de corte que queremos realizar.
Una vez recortado, retiramos el celo y repasamos las posibles lanas que se nos hayan podido escapar.
¡Y ya tenemos nuestro precioso tapiz de lana! Como veis es un DIY de lo más fácil de hacer y además no ensuciaréis nada (tan sólo unas poquitas lanas que barrer). Eso sí, ¡armaos de paciencia! Sobre todo si lo queréis hacer grande como este, cogeos una tarde de domingo libre, poned una de esas pelis malas de sobremesa y ¡a cortar y anudar lanas!
A parte de la clara función decorativa, a nosotros nos venía genial para tapar un enchufe (inútil) que teníamos justo en el centro de la pared. (En serio ¿a quién se le ocurre poner los enchufes a metro y medio del suelo y en el centro de todas las paredes? ¡de todas! ¡a quién!)
Ya veréis que el (pequeño) esfuerzo merece la pena, pues es una pieza que llama muchísimo la atención. Será el centro de todas las miradas y ¡todos vuestros amigos querrán uno!
¡Qué penita me da pensar en la casa ahora! Justo cuando ya la teníamos así de preciosa… Porque claro, ya os he contado que he vuelto a “casa”, pero lo que no os he contado es que esa “casa” es casa de papá y mamá… Así que el tema DIY de momento se queda un poco en el aire, pero no os preocupéis, ya estoy intentando convencerles de que un rinoceronte dorado o unas lanas de colores chillones quedan bien en cualquier rincón ¡!
Espero que os haya encantado este proyecto tanto como a mi y que os animéis con él, ¡me encantaría ver vuestras creaciones! Y, por supuesto, si tenéis cualquier duda o sugerencia no tenéis más que dejarnos un comentario.